La Humanidad no ha sufrido mayor holocausto que el causado
por el marxismo en Rusia, China, el Tibet, Norcorea, Vietnam, Cuba, El
Salvador, Nicaragua, Argelia, España, El Congo, Sierra Leona, por sólo citar
los más conocidos.
El demógrafo ruso Kouganov calculó que, hasta 1986, el
comunismo había causado la muerte de 66 millones de personas, tan sólo en la
URSS. Una estimación ligeramente menor fue confesada oficialmente después de la perestroika y el glasnodt.
Los más conservadores datos sobre el número de muertos
causados por el marxismo en el mundo, hablan de 116 millones. ¿Y qué dicen de
todo esto los medios mundiales de información? Sencillamente nada. Ni películas, ni telenovelas, ni
libros, ni museos, ni conmemoraciones.
La Editorial tiene el alto Honor de presentar en su catálogo
a este valeroso activista ruso: S.P. Melgunov, luchó como contrarevolucionario
desde 1917, manejó una imprenta que en tres años publicó más de 500 obras
revisionistas. Encarcelado y torturado. No se lo ejecutó gracias al
reconocimiento que gozaba entre la población rusa. Fue exiliado y se marchó a
occidente donde continuó con su labor antimarxista denunciando los horrores del
GULAG (Dirección General de Campos de Concentración).
Libro crudo y descarnado, cargado con documentación ocular y
testimonial inédita y muy difícil de obtener en la actualidad sobre las
matanzas perpetradas y ejecutadas con un salvajismo sin paralelo por la policía
política más sanguinaria de la historia de la humanidad: la TCHEKA, luego renombrada
como NKVD, en la sovietización de 11 naciones asiáticas de mayoría musulmana, a
las que luego se sumarian los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, y
más tarde media Polonia a principios de la Segunda Guerra Mundial, y media
Europa después de finalizada.
Es tal el grado de desconocimiento en occidente sobre esta
masacre, sus móviles políticos y sus autores, que hoy ni siquiera son objeto de
estudio en colegios y universidades. Sin embargo la verdad está comenzando a
emerger, la película polaca Katyn es una prueba palpable de que
los pueblos están comenzando a comprender la necesidad de restablecer la verdad
histórica. En Nüremberg se juzgó y
condenó a los alemanes por esa matanza, ahora sabemos que la URSS tiene la
responsabilidad por ese crimen.
Falta mucho por hacer para descubrir el manto del engaño terrible que ha sufrido occidente. Aún no es tarde, pero debemos actuar rápidamente, pues quien ha vivido demasiado tiempo cerrando los ojos a la verdad, se vuelve débil para soportar la mirada del engaño.
Guácala de libro!
ResponderEliminarSolo a un imbécil anti-cristo puede darle asco la verdad...
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